La competencia crítica del emprendedor y empresario: La toma de decisiones eficaz .

Por Alejandra González Mármol / Equipo Metas

A lo largo de nuestra vida, tanto personal como profesional, nos encontramos en la disyuntiva constante y diaria de tomar decisiones.  ¿Cuántas veces te has debatido entre estas opciones?:

¿Blanco, negro o rosado?

¿Playa o campo?

¿Descanso o aventura?

¿Libro o película?

¿A la izquierda o a la derecha?, Y un sinfín más…..

Muchas veces las decisiones se toman con facilidad porque representan opciones cotidianas, son inicialmente un par de opciones y, otras tantas veces, porque no hay mucho más que pensar. 

Ahora, se comienza a complicar la decisión a tomar cuando se está viviendo una situación de múltiples opciones o de aspectos sumamente importantes, relevantes y necesarios para la persona o el equipo que requiere tomar la decisión. 

Decidir es una capacidad enteramente humana, es la suma del poder de la razón y la voluntad. Es un proceso de reflexión que requiere tiempo para valorar las opciones y las consecuencias de cada decisión. 

Independientemente, cuál sea su envergadura, no importa si son trascendentales o de vital importancia, es uno de los procesos más difíciles a los que se enfrenta el ser humano. La vida es una toma de decisiones constante, entre lo simple y otras que marcan vidas.

Tomar decisiones es un reto, es asumir responsabilidades, es un compromiso que se tiene con el equipo, con los colaboradores y con uno mismo. Es un proceso de reflexión, que no se ha de apresurar, pero tampoco postergar en el tiempo.

Tomar las decisiones importantes de forma correcta, oportuna y las más convenientes, es uno de los retos más complejos y delicados a los que se enfrenta cualquier persona, en su familia, empresa o emprendimiento. De esas decisiones dependerá en gran medida el desarrollo personal y hasta la felicidad. 

Para la toma de decisiones acertadas una de las principales competencias que ha de estar presente es la iniciativa, las personas que dirigen organizaciones y los gestores de recursos humanos la valoran altamente. 

La iniciativa está asociada con llevar a cabo una acción. Es por ello que, los tres elementos claves para la toma de decisiones son hacer, responsabilizarse y elegir.

  1. Hacer: se refiere a los pasos que conducen a la meta que se quiere alcanzar. ¿Quién da el primer paso? ¿Cuál es el primer paso? Esas son decisiones que tomar, principalmente en la de convertirse en la luz que ilumina el camino de las personas del entorno y del negocio donde se trabaja, sea propio o no. 

Hacer es la voluntad de aceptar el riesgo y dar el gran paso que necesitamos para lograr lo que queremos en nuestra vida. Y es continuar haciéndolo durante las 24 horas del día, los 7 días de la semana.

Muchas veces existe parálisis para dar ese paso voluntario por miedo al fracaso. 

Hay dos preguntas fundamentales que se proponen para apoyar el “hacer”:

¿Cómo puedo contribuir al logro de mis metas?

¿Qué más puedo hacer para lograr resultados?

  1. Responsabilizarse: se refiere a arriesgarse a actuar y asumir las consecuencias de cada acción con valentía, dejando de lado cualquier indicio de victimización y drama.

Es asumir el control de la propia vida, en las propias manos; sin dependencia ni culpas, y a la vez, con la humildad y gallardía de reconocer el momento de pedir ayuda, aceptar las equivocaciones y apartarse cuando sea necesario. 

Para asumir una actitud de responsabilidad es necesario reconocer cuando estamos del otro lado, el de la victimización. 

Según Roger Connors en su libro “El principio de Oz” la forma de reconocer que se ha tomado una postura de víctima está inmersa en alguna de estas percepciones y sentimientos:

  • Te sientes preso de las circunstancias que te rodean.
  • Sientes que careces de control de las circunstancias actuales.
  • No escuchas lo que otros te dicen que puedes mejorar.
  • Te encuentras culpando a otros.
  • Tus comentarios sobre los problemas se enfocan más en lo que no se puede hacer que en lo que sí.
  • Evades las situaciones más fuertes y personas a quien debes responderles.
  • Te buscan para contarte lo que alguien más les hizo.
  • No haces preguntas que implican comprobar tu responsabilidad.
  • Estás a la defensiva, tienes actitud pesimista y usas tu confusión para justificar la inacción.
  • Relatas la misma historia una y otra vez acerca de cómo alguien se aprovechó de ti alguna vez.

¿Te identificas con alguna?

Como seres humanos, es relevante resaltar que en algún momento hemos sentido una o más de las formas que aquí aparecen. Es inevitable. La invitación es a tomar consciencia de la frecuencia con que ocurre, con quiénes, en cuáles situaciones específicamente, si es temporal o constante. Solo tú tienes las respuestas. Tú decides.

  1. Elegir: es el coraje de actuar con responsabilidad. 

Tomar una decisión es superar las circunstancias y demostrar sentido de pertenencia necesario para alcanzar los resultados deseados.

Elegir es apropiarse del proceso, es un compromiso personal, mantenerlo y responder por ello. Es resolver. 

Toda decisión es una elección. Un líder estimula la generación de hipótesis y supuestos, escucha, y responde ¿cuál opción tomar? Esto es un hábito: generar opiniones, opciones, analizar y elegir. 

Elegir escuchar. La retroalimentación es la base para la toma de decisiones.

Recuerda en todo momento que toda correcta decisión viene de desacuerdos. Es decir, ¡benditos los desacuerdos! Es una gran oportunidad de elegir entre múltiples opciones. 

Las claves principales para afrontar las decisiones son:

  • Manejar información confiable y creíble.
  • Comprender los problemas y también las oportunidades.
  • Analizar la incertidumbre y los riesgos de cada escenario.
  • Determinar los métodos para cada decisión.

Recordar: la información es la materia fundamental en la toma de decisiones.

Los ocho mandamientos para la toma de decisiones son:

  1. Organiza el desacuerdo / situación 
  2. Considera todos los caminos posibles
  3. Pregúntate ¿Es realmente necesaria esta decisión?
  4. Compara el esfuerzo y riesgo de la acción con el peligro de la inacción 
  5. Ten coraje porque la mayoría de las decisiones efectivas son impopulares
  6. Ceder ante un nuevo análisis de opciones es un riesgo
  7. Si tienes un pálpito, una voz interior que te habla, escucha. En particular si te dice “detente”
  8. Desarrolla personas que tomen decisiones inteligentes y autónomas

Alejandra González Mármol

Zoraida Mármol